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Liderazgo humanizante en la docencia y competencias clave en la era de la IA: Un acompañamiento ético para la formación integral

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El liderazgo humanizante en la docencia es clave en la universidad actual, ante el avance de la inteligencia artificial-

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El liderazgo humanizante en la docencia cobra una relevancia trascendental en el contexto universitario contemporáneo, marcado por el avance vertiginoso de la inteligencia artificial (IA) y su impacto profundo en los procesos educativos. En este escenario, el acompañamiento a los estudiantes emerge como un componente esencial para asegurar no solo la adquisición de conocimientos técnicos, sino también el desarrollo de competencias humanas y éticas que les permitan afrontar con discernimiento y criterio los desafíos de un entorno cada vez más digitalizado.

En primer lugar, las competencias personales del liderazgo humanizante en la docencia adquieren una dimensión renovada frente a la presencia inminente de la IA. El autoconocimiento se erige como un eje fundamental para que el docente logre identificar cómo integrar estratégicamente las herramientas de IA en sus prácticas pedagógicas sin desvirtuar su esencia humanizadora. Asimismo, la autorregulación adquiere una connotación crítica, pues permite al docente gestionar de manera consciente el impacto emocional y cognitivo del uso de la IA tanto en sí mismo como en sus estudiantes, promoviendo un ambiente de aprendizaje equilibrado, sereno y reflexivo. En este contexto, la espiritualidad se convierte en un motor que impulsa al docente a preservar un sentido de propósito y humanidad, evitando así que la tecnología deshumanice las interacciones.

En segundo lugar, las competencias sociales subrayan la imperiosa necesidad de acompañar a los estudiantes en un contexto donde la IA puede percibirse tanto como un recurso poderoso como una amenaza latente. Un liderazgo humanizante en la docencia implica la construcción de relaciones empáticas y significativas, donde el docente no solo orienta a los estudiantes en el uso ético y responsable de la IA, sino que también los insta a reflexionar sobre su impacto en la sociedad, en sus decisiones y en su futuro profesional. Este acompañamiento, caracterizado por un ‘estar con’ y un ‘caminar con’, se transforma en un proceso de mentoría activa, en el que el docente fomenta en los estudiantes una reflexión crítica sobre las implicaciones éticas del uso de la IA, alentándolos a desarrollar un criterio propio y fundamentado.

En el ámbito de las competencias estratégicas, el líder humanizante asume el reto de integrar la IA en su práctica pedagógica de manera consciente y alineada con la misión educativa institucional. La promoción del diálogo emerge como una herramienta fundamental para abrir espacios de reflexión sobre cómo la IA está reconfigurando los entornos académicos y profesionales. El docente debe propiciar discusiones donde los estudiantes puedan expresar sus inquietudes, compartir sus experiencias y proponer formas responsables de utilizar la IA. Asimismo, la comprensión del contexto tecnológico permite al docente anticipar los desafíos que sus estudiantes enfrentarán, preparándolos no solo con habilidades técnicas, sino también con una visión ética, crítica y reflexiva.

Finalmente, las competencias transversales en el liderazgo humanizante en la docencia asumen un carácter transformador en el contexto de la IA. La consulta, como práctica clave, implica incluir a los estudiantes en conversaciones sobre cómo desean que la IA sea incorporada en su proceso formativo, promoviendo su participación activa y el fortalecimiento de su autonomía. Además, el cambio se erige como un componente esencial, dado que el docente debe estar en constante adaptación a nuevas tecnologías y, simultáneamente, guiar a los estudiantes en la construcción de una mentalidad flexible, resiliente y crítica frente a la innovación.

En síntesis, el liderazgo humanizante en la docencia universitaria, en el contexto de la inteligencia artificial, demanda un enfoque integrador que no solo incorpore estratégicamente las herramientas tecnológicas, sino que también priorice el acompañamiento ético y humano a los estudiantes. A través del cultivo de competencias personales, sociales, estratégicas y transversales, el docente trasciende su rol de facilitador del aprendizaje para erigirse como un acompañante que inspira, motiva y fomenta en sus estudiantes el compromiso con la integridad, la reflexión crítica y el bienestar de su comunidad en un entorno cada vez más digitalizado.

Publicado originalmente en MTP Noticias.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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