Imagen
Classroom
Fecha

Aula “desconectada”, cambio urgente…

Subtítulo
Sobre la educación en México, aunque hay esfuerzos, estos son inconexos y llenos de discursos interesantes, pero no reflejan un aterrizaje.

Comparte:

Hace varias décadas, Fernando Flores (sociólogo y economista) y John Gray (filósofo), escribían sobre “El ocaso de las carreras como las conocemos”, basados en una investigación socio económica y en las crisis provocadas por tres fuerzas que corroían sobre todo a las vertientes de la educación profesional: el desarrollo tecnológico, mismo que propició la posibilidad de la interculturalidad, y el poder de las economías basadas en las necesidades “inventadas” y gestionadas por la mercadotecnia. Estas fuerzas como ellos las llamaron en su momento, marcan la clave preponderante sobre el fin de la educación como la habíamos conocido; sin dejar de subrayar que actualmente al menos en México, seguimos en el paradigma tradicional de enseñanza en su mayor parte.

El surgimiento de las economías basadas en el conocimiento dio pauta a un sinnúmero de actividades y necesidades distintas en su mayoría a lo que la educación tradicional está atendiendo. Aunque se trata de alcanzar la modernización de esta en términos integrales, la realidad está lejos de esos deseos o metas. En relación con la educación en México, aunque hay esfuerzos, estos son atemporales, inconexos y llenos de discursos muy interesantes, pero que en su mayoría no reflejan un “aterrizaje” a la práctica educativa. En cada etapa de nuestro gobierno nacional en lo que a educación se refiere hay apuestas a propuestas que no hacen sino “refreír” discursos que se disfrazan de distintos nombres, y que no se reflejan en las realidades escolares. Profesores y profesoras están más enfrascados en entregas de papeleo que es solicitado por los cambios que se realizan en cada sexenio.

En la realidad del día a día en el aula, el modelo tradicional, pese a que también tiene sus bondades, trae consigo una perpetuación y repetición de las viejas prácticas, desde formas rígidas de los programas, hasta didácticas poco innovadoras y significativas: Como consecuencia podemos observar entonces que, “el aula está desconectada”.

Y con ello me refiero a los sujetos clave de la educación en relación con las respuestas que podemos darle a la realidad para la cual acompañamos a los estudiantes. La primera desconexión se plantea desde los enfoques decantados del sistema educativo nacional, que si bien nos plantea sustentos teóricos en cierta forma válidos por su origen e importancia, en realidad no se determinan desde una investigación, acción de nuestro contexto.

Por consecuencia, le sigue la segunda desconexión: Los procesos formativos de los docentes en aula, se vierten de maneras más administrativas y obligatorias que de respuestas a lo que cada entidad educativa requiere.

La desconexión más crucial entonces la representa la acción directa en las aulas en las que los y las alumnas reciben réplicas muchas veces mal entendidas de lo que se dijo desde la primera desconexión. Los mejores docentes, quienes son los menos, tratan de realizar un trabajo verdaderamente estratégico para “surfear” en esa corriente, además de “moverse” con cautela y con valentía según las directivas de la escuela en donde se encuentren.

Y para que la desconexión sea contundente, la falta de sentido se hace presente en muchos casos: estudiantes que no encuentran relación con lo que es la escuela y las respuestas a la realidad, una vida escolar en la que después del preescolar, representará muchos años “sentados” y “escuchando”. Por otro lado, docentes que se vuelven máquinas repetitivas de información y de cuidado del orden. Y por supuesto un estado al que no le importa en realidad la educación de este país.

Ante tal desconexión, la resiliencia, la valentía y el “orgullo vocacional”, hacen también posible que miles de docentes y directivos realicen acciones disruptivas para ese sistema y logren salir avantes. No sin muchas veces ser reprendidos o incomprendidos.  

Lo anterior, apela a un cambio urgente desde las necesidades reales de nuestra sociedad y como seres humanos: “Conectar el aula” a vidas que serán parte inminente de las decisiones en el mundo que nos rodea.  

Conectar el aula depende también de la actitud del docente, en una verdadera vocación y trabajo colaborativo no solo con los y las alumnas, sino con todos los sujetos educativos, incluida la comunidad. Partiendo del sentido de vida que cada estudiante tiene, lo cual se lograría siempre y cuando podamos ser verdaderos acompañantes.

Publicado originalmente en MTP Noticias.
Más información
Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

Solicita Información

Sexo
Motivo

CAPTCHA This question is for testing whether or not you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.