Imagen
Polarización
Fecha

Los tiempos de polarización política

Subtítulo
El avance de estos liderazgos autoritarios constituye una de las mayores amenazas contemporáneas

Comparte:

La llegada al poder en Japón de la primera mujer podría considerarse un triunfo histórico debido a que este es uno de los países con la brecha de género más grande en el mundo. De acuerdo con el Informe Global de Brecha de Género 2025 del Foro Económico Mundial Japón se ubica en el lugar 118 de 148, siendo el peor posicionado de entre los miembros del G7.

Sin embargo, la figura de la nueva primera ministra Sanae Takaichi genera tanto expectativa como controversia. Perteneciente al ala más conservadora del Partido Liberal Democrático (PLD), su ascenso marca una ruptura con la tradicional orientación centrista de esta fuerza política.

Aun así, su ascenso parece responder al sentir de una parte significativa de la población japonesa, decepcionada con los gobiernos tradicionales ante el estancamiento económico, el aumento de la delincuencia, la saturación turística y los efectos sociales de la globalización.

Japón se suma así a una ola global de ascenso de movimientos de extrema derecha que han encontrado terreno fértil en sociedades cansadas de las élites políticas tradicionales y ansiosas por soluciones inmediatas, aunque a menudo autoritarias.

En Europa, el avance de estas fuerzas es cada vez más visible. En Alemania, por ejemplo, el partido Alternativa para Alemania (AfD) triplicó recientemente el número de votos obtenidos en Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado del país. Si bien estos resultados regionales no modifican de forma directa la política nacional, constituyen una clara señal del crecimiento del sentimiento antiinmigrante, idea central que promueve este partido.

Desde las elecciones federales realizadas al inicio de año, el AfD se ha consolidado como la segunda fuerza política a nivel nacional, un hecho sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que reaviva temores sobre la fragilidad del consenso democrático en Europa.

En América Latina, el fenómeno adopta expresiones diversas. En Argentina, el caso de Javier Milei representa al populismo de derecha radical en la región. Su retórica agresiva, el desprecio hacia las instituciones y la promesa de “dinamitar el sistema” le otorgaron un respaldo inicial que, pese a varios tropiezos —como los ocurridos en la provincia de Buenos Aires—, parece haberse consolidado.

En las elecciones legislativas de octubre, Milei y su movimiento libertario obtuvieron más del 40 % de los votos, consolidando su posición para continuar con sus políticas radicales.

Otro caso en la región, el del El Salvador ha conseguido triunfar, con el respaldo popular a partir de sus medidas extremas y claramente violatorias de los derechos humanos para frenar la inseguridad, el presidente Nayib Bukele ha podido reformar la constitución para permitir su reelección indefinida, erosionando de facto la división de poderes y los principios básicos de la democracia.

La característica más preocupante de estos gobiernos es que se alimentan del enfrentamiento y la polarización. Para sostenerse, necesitan construir un enemigo —interno o externo— sobre el cual depositar las culpas de las deficiencias del sistema. Esta lógica del “ellos contra nosotros” legitima políticas represivas, discursos de odio y medidas que violan los derechos humanos y los principios democráticos fundamentales. La sociedad termina atrapada en una narrativa de miedo que justifica el autoritarismo bajo la promesa de orden y estabilidad.

El caso más emblemático se encuentra en la figura de Donald Trump quien ha basado su estrategia política en la división y la simplificación del discurso público, separando a la sociedad entre quienes comparten sus ideas y quienes las rechazan. A los segundos los ha señalado sistemáticamente como enemigos del país y responsables de todos sus males, reales o imaginarios. Esta lógica binaria ha permeado tanto la política exterior —particularmente en temas migratorios y comerciales— como la política interna, con la movilización de las fuerzas de reserva en un intento de intimidación contra las voces opositoras y disidentes.

El avance de estos liderazgos autoritarios, revestidos de legitimidad democrática, constituye una de las mayores amenazas contemporáneas. Las sociedades, cansadas de la ineficacia gubernamental, están abriendo espacio a líderes que ofrecen certezas simples, aunque a costa de las libertades. 

Publicado originalmente en e-consulta.
Más información
Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

Solicita Información

Sexo
Motivo

CAPTCHA This question is for testing whether or not you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.