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Salón de clases
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Ideas en acción. La amistad y la horizontalidad en los procesos de formación

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CREAR 2025. Educación para el futuro: Estrategias para liderar el cambio educativo

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El pasado 21 y 22 de noviembre la Ibero Puebla fue sede y coorganizadora del 2do. Congreso Internacional de Educación, Innovación y Resiliencia. “CREAR 2025. Educación para el futuro: Estrategias para liderar el cambio educativo”, iniciativa del Programa de las Naciones Unidades para el Desarrollo (PNUD), se propuso como una apuesta para consolidar alianzas estratégicas, ampliar la participación internacional y profundizar en soluciones innovadoras que respondan a realidades educativas diversas.

Pensado como un espacio dinámico de inspiración, colaboración y construcción colectiva de una educación transformadora de territorios y comunidades, convocó a conferencistas de España, Argentina, Finlandia, Chile, y México. El conjunto de conferencias magistrales, paneles temáticos, talleres, simposios y actividades culturales permitió a las y los asistentes vivir la experiencia CREAR 2025.

El aprendizaje que se produjo en este encuentro fue enriquecedor, por ello me gustaría destacar dos “gestos pedagógicos” que me resultaron interesantes y que considero potenciaron la construcción de conocimiento colectivo, el diálogo y la proximidad entre conferencistas y asistentes. Cuando hablo de gestos pedagógicos me refiero a todo aquello que facilita la atmosfera o ambiente para que los saberes prácticos propios de la formación puedan tener lugar.

Diálogos plurales y horizontales

La presencia, el compartir y la donación con expertos nacionales e internacionales fue muy inspiradora, pues aportó ideas y reflexiones valiosas para repensar el campo educativo. Agradecemos a todos los ponentes por los énfasis que colocaron para reflexionar alrededor de la innovación, la resiliencia y el papel fundamental que tienen las y los docentes en estos procesos.

En los paneles temáticos la pluralidad y la horizontalidad marcaron una diferencia. La pluralidad de miradas se materializó al incluir experiencias de diferentes países, contextos, disciplinas y trayectorias. Integrar a ponentes jóvenes con ponentes de amplia trayectoria profesional fue un acierto porque permitió un intercambio intergeneracional que instaló un ambiente de horizontalidad. Tradicionalmente, se invita a gente con trayectorias consolidadas; sin embargo, esta decisión de considerar a exponentes jóvenes con iniciativas innovadoras hizo visible la importancia de poner en común ángulos distintos de pensar y vivir la educación; además de que removió jerarquías y durezas en el saber educativo. Abrir el espacio a los jóvenes educadores resulta sugerente y necesario, en particular porque nos muestran que hay otras energías y perspectivas que aportan. También nos afirma que hay presencias activas en el campo educativo que ponen de manifiesto un territorio de formación donde podemos acompañar y elucidar hacia la construcción colaborativa. Conversar con educadores jóvenes puede dar fuerza a singularidades de la formación que todavía no se hacen escuchar.

Amistarse para la colaboración

Desde el inicio del congreso se invitó a las y los asistentes a aprovechar los encuentros del café y las conversaciones en el pasillo para conocer a gente nueva, intercambiar puntos de vista sobre los temas trabajados en el congreso y para dialogar sobre las propias prácticas pensando en posibles colaboraciones.

Esta invitación hecha el primer día se recuperó antes del cierre del congreso mediante un reconocimiento a las “nuevas amistades del congreso”. Con una actividad que resultó cercana y cálida, se hicieron visibles las nuevas colaboraciones y conexiones entre asistentes. En el campo docente resulta apremiante salir del individualismo y reducir la sensación de soledad epistémica. En estos tiempos complejos es fácil sentirse abrumado por las problemáticas aparentemente irresolubles. Un buen punto de partida puede ser la amistad entre docentes, al constituirse como puente entre la disposición, la confianza y la convivencia justa, todas ellas necesarias para imaginar otros mundos posibles.

Por último, agregaría una idea acerca de las colaboraciones que podría ser considerada en el diseño de procesos formativos docentes: el valor de los vínculos y convenios entre organismos internacionales y universidades. Dar un lugar privilegiado a la cooperación tanto intelectual como de apoyo económico contribuiría a revitalizar, redefinir y hacer más fecunda la formación docente, de modo que se convierta en una verdadera experiencia vital y de creación.

Publicado originalmente en El Sol de Puebla.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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