Imagen
Persona estresada con computadora
Fecha

Tres ejes para desactivar la ansiedad digital

Subtítulo
Límites sensatos, educar con intención y vida comunitaria para la niñez y juventud

Comparte:

En las entregas previas, hemos analizado cómo el uso problemático de los dispositivos digitales ha trastocado de manera profunda el desarrollo socioemocional de la infancia y la adolescencia, provocando enfermedades mentales y dificultades en las áreas del desarrollo.

Sin embargo, no basta con señalar las causas de la ansiedad y el malestar: necesitamos respuestas y para ello, nos apoyaremos en diversas voces que coinciden en tres ejes de acción para contrarrestar estas problemáticas:

1. Retrasar el acceso a los dispositivos y establecer límites claros

Autores como Jonathan Haidt y Adam Alter coinciden en que el primer paso es postergar el uso de smartphones y redes sociales hasta que haya mayor madurez emocional y cognitiva (partir de los 16 años), pues no hay que olvidar que los preadolescentes atraviesan por una etapa en la que el autocontrol y la regulación emocional aún se están consolidando; por eso, un acercamiento más progresivo a los dispositivos, reduce la exposición a dinámicas de comparación y presión social, contenido inapropiado, grooming y ciberacoso.

Igualmente, es necesario el establecimiento de límites efectivos como los siguientes:

a) Zonas sin pantallas: especialmente recámaras y comedor.
b) Horarios protegidos: evitando su uso en la primera hora de la mañana y última de la noche.
c) Orden de actividades: primero las responsabilidades escolares y domésticas antes del ocio digital.

Estas pautas son útiles porque disminuyen la fricción cotidiana y protegen el sueño y la atención, así como el bienestar psicológico, recordando que “no es que tengamos poca fuerza de voluntad; es que un ejército de ingenieros trabaja cada día para capturar nuestra atención” (Tristan Harris). En otras palabras: menos exposición, mejor autocuidado.

2. Uso crítico y con sentido de la tecnología

Es innegable que la #CiudadDigital en la que estamos inmersos nos demanda una serie de competencias que nos ayuden a sacar el mayor provecho a las tecnologías. Por ello, este eje propone pasar del consumo pasivo a la agencia digital.

No es suficiente con “reducir pantallas” pues hay que promover que las infancias y juventudes aprendan a usarlas con sentido y esto implica comprender cómo funcionan los algoritmos, distinguir información confiable de la desinformación, proteger la privacidad y seguridad digital y sobre todo, también emplearla con fines creativos y productivos (no únicamente recreativos o sociales).

Cal Newport lo sintetiza así: “el minimalismo digital no consiste en renunciar a la tecnología, sino en utilizarla con intención”. En esta lógica, Gardner y Davis sostienen que crecer en un ecosistema de aplicaciones moldea y limita los ámbitos de identidad, intimidad e imaginación por lo que la meta educativa debiera ser transitar de ser “app-dependientes” a “app-competentes” y ello implica usar las aplicaciones con criterio propio, autonomía y pensamiento crítico para avanzar:  

Identidad: de “¿cómo me ven?” a “¿qué quiero decir y por qué?”.
Intimidad: de mostrar y compartir para agradar y validarme a cuidar mi esfera personal y cultivar vínculos significativos.
Imaginación: de reproducir filtros y tendencias en formatos prefabricados, a crear obras originales que expresen genuinamente la propia personalidad.
3. Recuperar lo humano: más juego, conversación y comunidad

Nada reemplaza el juego libre, el deporte, las artes, la lectura, el contacto con la naturaleza y la conversación cara a cara. Son experiencias que nos humanizan, y en el caso de nuestras infancias y adolescencias, favorecen el desarrollo de la imaginación, la empatía, la tolerancia a la frustración, la resolución de problemas, las habilidades sociales y el sentido de pertenencia. Por eso, rescatar parques, canchas, centros culturales y bibliotecas debiera ser una política de salud mental y desarrollo comunitario.

Del mismo modo, es necesario brindar oportunidades para desarrollar la autonomía, la responsabilidad y la independencia con el fin de que puedan sentirse útiles, productivos y capaces de enfrentar los desafíos propios de irse convirtiendo en adultos. Sherry Turkle lo resume bien: necesitamos reclamar la conversación cara a cara, cultivar la empatía y la presencia plena.

La llamada generación de cristal no está condenada a la fragilidad emocional ni a la dependencia de las pantallas. Con el acompañamiento adecuado, puede convertirse en la generación creativa, crítica y resiliente que el futuro necesita si instalamos estos tres ejes en las prácticas familiares, escolares y sociales.

Suscríbete a las redes de la Coordinación de Educación Virtual de la Ibero Puebla:  

Facebook https://www.facebook.com/edvirtualIBEROP  
YouTube https://www.youtube.com/channel/UCKe1fjvzbqEKevTJQjbgVMQ 
X https://twitter.com/evirtualIberoP/ 
Instagram https://www.instagram.com/eduvirtualiberop/  

Publicado originalmente en e-consulta.
Más información
Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

Solicita Información

Sexo
Motivo

CAPTCHA This question is for testing whether or not you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.