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Profesor y alumnos
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El malestar del entretenimiento en la educación

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La educación podría ser ese reto que verdaderamente nos haga responsables de nosotros mismos y que nos oriente en el autoconocimiento

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La educación como práctica humana está envuelta en una constante reconfiguración, un sinfín de adaptaciones que van desde lo institucional y lo estructural, hasta lo semántico y lo simbólico. Este conjunto de modificaciones se justifica generalmente bajo el auspicio de las circunstancias y subsecuentes exigencias contextuales.  

No es de extrañarse que la educación actual, inmersa en una temporalidad atravesada por el entretenimiento, la sobreestimulación y la gratificación instantánea busque adquirir características que fomenten la diversión: estrategias como la gamificación o la implementación de redes sociales en el aprendizaje aparecen como alternativas de adaptación contextual a ese ámbito del entretenimiento.  

Sin embargo, ¿hasta qué punto esta gamificación de las estrategias pedagógicas reproduce una subjetividad estudiantil adecuada para servir al mundo?, o ¿qué rasgos de la pedagogía del entretenimiento pueden representar un aprendizaje sustantivo, responsable y pertinente para las condiciones de la realidad actual?

El malestar del entretenimiento en la educación 
Estas preguntas buscan ayudar a identificar un fenómeno creciente, mismo que se encuentra difuminado en los esfuerzos de la adaptación pedagógica al contexto actual: los estudiantes se están acostumbrando a que la educación incluya contenidos, prácticas y métodos imperativamente entretenidos; la educación se está enfrascando en una lógica de gratificación instantánea, condicionamiento por méritos y debilitación del esfuerzo.  

Aquí podríamos advertir una observación: la educación puede ser entretenida. No obstante, también debe exigir autogestión, esfuerzo y constancia. No podemos acostumbrar a los estudiantes a lo fácil y divertido porque, simplemente, la vida no es así; la vida requiere momentos de incomodidad, momentos que supongan retos y forjen una subjetividad fortalecida, no una cotidianidad situada en una perpetua e irreflexiva satisfacción.  

Numerosos estudios han demostrado que el uso constante del celular (herramienta que está muy presente en estas estrategias del entretenimiento) es sumamente adictivo, y que, de igual manera, el consumo y producción de contenido efímero (TikToks, reels, shorts, etc.) que suele emplearse en actividades escolares, tiene como algunas de sus potenciales consecuencias la pérdida de curiosidad, el aburrimiento crónico y la dificultad para concentrarse.  

¿Podemos confiar?
Es muy loable que la educación busque adaptarse al contexto, pero ¿qué elementos del contexto son compatibles con una educación integral?, ¿cómo es que el entretenimiento debe hacerse presente en el aula?, y ¿en qué medida podemos confiar en que se hace un uso responsable de la tecnología, las redes sociales y las “alternativas entretenidas” en los procesos de aprendizaje?

Con los párrafos anteriores no se sugiere que los avances hechos en nuevas estrategias pedagógicas se desechen, sino que la educación se encuentra en un momento coyuntural en el que debemos ser cuidadosos con las circunstancias contextuales, pues no todas representan un bienestar para las capacidades humanas ni, más específicamente, para una educación integral enfocada en los futuros ciudadanos.  

El ser humano acostumbrado a lo rápido, lo efímero y lo fácil no está preparado para enfrentar la vida con responsabilidad. La educación podría presentarse como ese reto que verdaderamente nos haga responsables de nosotros mismos y que nos oriente en el autoconocimiento tanto personal como contextual.  

El desafío de la educación
La responsabilidad personal y pública no debe permanecer en manos de personas indiferentes, indolentes e irresponsables, pero la ética del capital que ya alertaba Dussel, así como la modernidad líquida a la que refería Bauman, reproducen sujetos cada vez más compatibles con la gratificación instantánea y la necesidad de entretenimiento.  

La educación se encuentra ante un desafío global, la vida misma nos plantea si debemos completar la adaptación al entretenimiento generalizado, oponernos a este o adaptarnos al contexto de maneras más pertinentes.  

Publicado originalmente en Ángulo 7.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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