
Organizaciones y activistas charlan sobre el acompañamiento a infancias migrantes
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En el marco de un proyecto de investigación del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) en México, en colaboración con el Tecnológico Universitario del Valle de Chalco (TUVCH), la jornada Voces Buscadoras: Una mirada interseccional a la desaparición de migrantes en México celebrada en la IBERO Puebla recibió a figuras y organizaciones que acompañan de manera cercana y solidaria a las niñas, niños y adolescentes que migran en un contexto convulso y vulnerante.
El conversatorio Niñeces y adolescencias en las migraciones tuvo presentes y latentes las voces de las infancias migrantes gracias al testimonio de algunos de sus aliados: el Centro de Desarrollo Indígena Loyola (CDIL), el Colectivo Acompañante de Niñeces y Adolescencias Migrantes (CANAMI), la asociación Yo’on ixim, y activistas y profesionales como Mario Pineda, que buscan ser cercanos ante las situaciones de vulnerabilidad que padecen.
El acompañamiento como acto político y de resistencia
La migración es un fenómeno que ha crecido de manera constante y consistente en los últimos años. En 2023, el Instituto Nacional de Migración en México identificó más de 123,000 infancias en contexto de movilidad dentro del territorio. El 40% viajaban sin compañía de un adulto, lo cual representó un aumento del 70% respecto al 2019.
Los motivos, explicaron los colectivos y acompañantes, son diversos. “De las causas de las que podemos hablar como motivo de movilidad, están las grandes causas estructurales […]. Pero un tema que a mí me gustaría rescatar mucho en la migración de infancias es el tema de la familia, está como un tema central”, explicó Mario Pineda Chacón, egresado de la Maestría en Comunicación y Cambio Social de la IBERO Puebla, quien es acompañante psicosocial de familias con infancias que transitan el estado migratorio.
El especialista afirmó que “de alguna manera siempre está presente [la familia] en las narrativas que nos cuentan los niños. Sobre todo, en la niñez no acompañada, pues desde un punto de vista un tanto prejuicioso, puede parecer que no hay una familia alrededor. Sin embargo, vemos desde la experiencia que siempre está presente la familia u otras personas significativas”.
En ese sentido, aquellas y aquellos menores que se enfrentan a situaciones de movilidad, si bien no van totalmente desamparados, sí enfrentan riesgos significativos; así lo detalló Riger Mejía, educador popular de CANAMI, cuando explicó que “durante todo el tránsito van viviendo extorsiones por parte del crimen organizado, de las instituciones de seguridad de diferentes países; los asaltos, secuestros […] son experiencias que les marcan profundamente”.
Igualmente, Mayo Meza Trejo, directora del CDIL, clasifica el entorno al que llegan como un contexto de guerra. “Hablamos de un territorio donde hay personas que salen, que llegan y personas que pasan; personas en situaciones de desplazamiento interno forzado y que tienen que salir de Guanajuato por razones de crimen organizado, desaparición y personas que han sido desplazadas internamente de su territorio de origen y llegan a Guanajuato para encontrar formas de construir vida digna”.
Meza Trejo explicó: “La migración, aunque es un derecho humano, el contexto y el mundo en el que vivimos está atravesado por los sistemas […] pues no le gusta la migración de ciertas personas”. Por ello, surge la necesidad y la importancia de organizaciones y personas que acompañen a aquellos que se movilizan en busca de una vida digna.
Alma, Yolanda, Paola Andrea y Francisco son parte de este entramado de organizaciones que acompañan el andar migrante desde Puebla, a través de Yo’on Ixim —que significa ‘Corazón de Maíz’—. En su caso, brindan apoyo principalmente a familias indígenas del estado que enfrentan procesos de desplazamiento interno, o que salen de estado y emprenden el viaje a horizontes nuevos.
“Nos centramos en pensar cómo transformar las posibilidades que tenemos a partir de la educación desde una postura horizontal, de diálogo, de trabajo conjunto, de trabajo comunitario y desde pensar y dialogar mucho, pues con textos, nuestras situaciones, con quiénes estamos y desde ahí tratamos de dinamizar todos los programas de atención que tenemos”. Este esquema se ve reflejada en todas y todos los participantes del conversatorio.
Con la huella del entorno hostil trastocando a las infancias, estas organizaciones y especialistas se unen para dar una nueva oportunidad, que explicó Francisco, “es un proceso largo, pero en conjunto con otras y otros compañeros ha sido bien bonito; como el colectivo de Acción, como Riger, como en León [con CDIL]: han sido personas bien bonitas, que nos hemos estado encontrando en estos procesos”.