Cuatro décadas. Más de 20,000 egresadas y egresados. Dos campus. Miles de historias. La IBERO Puebla recibió en la Gran Comida de Egresados a aquellos hombres y mujeres que, hace semanas, meses, años, o incluso décadas, “entraron para estudiar y salieron para servir”.

Los pasillos, las aulas, los espacios comunes y los lugares especiales volvieron a resonar con los pasos de quienes los habitaron alguna vez. Las risas, los abrazos, las pláticas interesantes e incluso lágrimas cargadas de recuerdos, cariño y tiempo fueron el tenor de este reencuentro que se da en el marco de los 40 años de la Universidad.

Además de celebrar, bailar, cantar, reencontrarse y recordar, el Mtro. Mario Patrón Sánchez, Rector de la Casa de Estudios que vio regresar a su Comunidad, afirmó que este momento también “es una oportunidad para hacer un análisis retrospectivo, pero sobre todo prospectivo”, y eso “hubiera sido imposible sin haberles convocado”, afirmó ante las diversas generaciones. 

“Cuando uno cree que construya la historia, finalmente está construyendo el presente”: Mtro. Mario Patrón.

“Eso estamos festejando el día de hoy, que son ustedes nuestras y nuestros embajadores […] con quienes construimos las historias de esta gran Comunidad Universitaria”, y que se construye a través del prestigio que dan con cada acción, proyecto, trabajo o incidencia que hace del mundo un lugar mejor.

La Gran Comida fue el momento de “regresar al lugar donde comenzó todo: donde nos conocimos, aprendimos a aprender de otra manera, conocimos la mística de la educación jesuita. Esa educación que nos hace ser lo que somos hoy”, dijo la Mtra. Aurora Berlanga Álvarez, no solo como directora general de Vinculación, sino como egresada de la Institución.

Una velada no será suficiente para celebrar, agradecer y honrar a cada persona que construye la Universidad, pues “la esperanza se mantiene día a día abriendo un salón de clases. Esa es nuestra vocación, eso es lo que nos da sentido”, expresó la Mtra. Berlanga Álvarez.

Dentro o fuera de sus instalaciones, miles de hombres y mujeres conscientes, competentes y compasivos cambian el mundo. Y es con esta celebración que la comunidad egresada vivió una velada inolvidable en la que no solo disfrutaron del baile y la compañía, sino que reafirmaron que la IBERO Puebla es, y siempre será, su casa.

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