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Un primer paso para combatir el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes (NNA) por parte de grupos de la delincuencia organizada, es cambiar las narrativas que los estigmatizan y criminalizan. Más bien, hay que entender que son víctimas que necesitan una atención especial, pues con esto se pueden diseñar estrategias que atiendan el problema de raíz.
En esto coincidieron la Mtra. Ana Echeverri Correa, directora ejecutiva de Reinserta, y la Dra. Tania Ramírez Hernández, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), al participar en la mesa Defensa de niños, niñas y adolescentes en un contexto de reclutamiento por economías ilegales. El evento estuvo enmarcado en el Seminario Permanente de la Cátedra Ignacio Ellacuría, SJ de la IBERO Puebla: “Defender contra el Miedo: Respuestas situadas ante la crisis de derechos humanos en México”.
Las ponentes señalaron que una acción urgente es la tipificación del delito de reclutamiento forzado de NNA por parte de grupos criminales, y que dentro de esta figura se les reconozca a las infancias y adolescencias su calidad de víctimas. Con esto, se detonarían acciones concretas para su atención, y así se evitaría la visión punitivista del tema, en donde se persigue a las víctimas del reclutamiento con mayor “pasión” que a quienes los enganchan, señaló la Dra. Ramírez Hernández.
La directora de REDIM fue enfática al señalar: “Cuando hablamos NNA siempre es reclutamiento forzado porque, aunque parezca que es por voluntad propia, las precondiciones de vida y de violencia no les dejan otro camino. Tenemos que darnos cuenta de que su libertad estaba rota desde ese momento”.

En este sentido, la Mtra. Echeverri Correa señaló que, si bien en México existe el delito de trata de personas con fines de uso de menores de edad en actividades delictivas —lo cual podría considerarse como reclutamiento forzado—, esta figura no ha sido suficiente, pues existen grandes diferencias entre la trata y el reclutamiento.
En el primer caso, suele tratarse de redes internacionales y las víctimas son trasladadas a otros sitios; en cambio, cuando se habla de reclutamiento, en ocasiones las víctimas siguen viviendo en sus hogares, pero participan en actividades delictivas en sus propias colonias. De ahí que se requieran mecanismos diferenciados para su prevención, atención y sanción.
La Dra. Hernández Ramírez insistió en que hay que ver a los NNA como titulares de derechos, pues “se desmonta la idea de que su cuidado es solo responsabilidad de las familias, y se reconoce la obligación que tiene el Estado”, con lo cual se les puede brindar una mejor respuesta cuando son víctimas de este tipo de delitos.
Y si bien en ocasiones quienes trabajan estos temas “sentimos que llegamos tarde a solucionar las cosas”, la Mtra. Echeverri Correa señaló que encuentran esperanza en las formas de prevención, pues “hay maneras de hacer que estas personas vuelvan a tener una vida con todas las oportunidades (…), es un tema terrible, pero hay muchas formas de cambiarles la vida”.