Sin lugar a dudas, las redes sociales se han convertido en una extensión de nuestra vida cotidiana. Son espacios donde compartimos y recibimos información (momentos especiales nuestros y de amigos, recetas, noticias, etc.) y, aunque a menudo no lo reflexionamos, lo cierto es que todos esos datos influyen en nuestras decisiones. Pero, ¿qué pasa cuando la información que circula no es veraz?

Y aunque se ha insistido mucho en la necesidad de evaluar la información que consumimos, y todas las personas creemos tener el control, el "criterio de autoridad" —esa tendencia a creer en algo solo porque lo dice alguien que consideramos importante o cercano— puede ser una trampa peligrosa.  ¿Cuántas veces hemos divulgado una noticia sin verificar su fuente, solo porque la compartió un amigo en Facebook, TikTok, o Instagram?

Si a partir de lo anterior queda de manifiesto la importancia de poner a prueba y verificar la información que nos llega en redes sociales, sin importar quién la emita, resulta todavía más necesario tratándose de los llamados influencers, quienes, con su carisma, nos hacen sentir parte de sus vidas, confidentes de sus experiencias… casi amigos. Sin embargo, es crucial recordar que esta cercanía es, en gran medida, una ilusión.

Imagina las consecuencias de creer en un remedio milagroso sin aval científico, porque lo promociona un influencer, o de compartir noticias falsas, solo porque provienen de esa persona.  En un mundo donde la inmediatez a menudo prima sobre la precisión, la capacidad de discernir entre información veraz y “basura” informativa se vuelve esencial para transitar con seguridad por la #CiudadDigital.

Con ello en mente, te propongo un ejercicio de reflexión. Detente un momento y responde estas preguntas:

¿Cómo verificas la información que encuentras en redes sociales? ¿Te basas en el número de "likes" o buscas fuentes confiables? 
¿Sabes cómo verifican tus influencers favoritos la información que comparten?

El informe “Detrás de las pantallas”, publicado a finales del 2024 por la UNESCO, con la participación de 500 creadores de contenido de 45 países, reveló un dato alarmante: el 62% de las personas encuestadas no realiza una verificación rigurosa de la información antes de compartirla. Sí, 2 de cada 3 influencers, no validan la información que difunden.

El estudio también señala que la popularidad (likes y vistas) es el principal indicador de credibilidad de las fuentes en línea para los creadores de contenido (42%), seguido por las recomendaciones de amistades de confianza (21%). Esta falta de evaluación crítica subraya la urgente necesidad de mejorar la alfabetización mediática e informacional.

Precisamente con este objetivo en mente, la UNESCO, en colaboración con el Knight Center for Journalism in the Americas, han desarrollado un curso para creadores de contenido digital y periodistas. Este curso aborda temas críticos como la verificación de hechos, la evaluación de fuentes y el uso responsable de la información. Asimismo, se exploran las dimensiones éticas de la creación de contenido, incluyendo la transparencia en el contenido patrocinado y la necesidad de evitar la difusión de discursos de odio.

La importancia de conocer los temas abordados en ese curso, más allá de mera curiosidad, radica en comprender que, aunque no seamos influencers ni periodistas, es necesario desarrollar esas mismas habilidades ¿O acaso alguien podría argumentar que no necesita aprender a distinguir discursos de odio disfrazados de ideales políticos?

En última instancia, depende de cada uno de nosotros desarrollar una brújula digital que nos permita orientarnos en el laberinto de la información, separando lo valioso de lo desechable y construyendo un entorno digital más transparente y confiable. ¿Estás listo para afinar tu mirada crítica y unirte a esta travesía?

Publicado originalmente en e-consulta.