El uso de la “táctica de contención” conlleva el ejercicio de detenciones arbitrarías, tratos crueles o degradantes y otras violaciones a los derechos humanos.  

Las estrategias y técnicas para reprimir protestas sociales en México son muy variadas, incluyendo aquellas de “contención”, entre ellas, una de las que se han venido denunciando con mayor reiteración es el encapsulamiento.  

Por sus características, conlleva la formación de elementos de seguridad pública en un perímetro cerrado para evitar el libre desplazamiento corporal de personas o grupos, generalmente en contextos de protesta social.  

El encapsulamiento en contra de comunidades Triqui, Otomies, nahuas de la región de las Cholulas y otras colectivas, que participaban en un plantón en la CDMX, ha sido el que generó daños más profundos en quienes lo sufrieron, pues duró 40 horas. La mayoría eran mujeres y niños, quienes recibieron golpes en la cabeza y cuerpo, jalones de cabello, lesiones graves, entre otras agresiones, a Eloisa, una de las afectadas, “le empuja[ron] la cabeza contra el barandal de una ventana y luego contra el piso” a pesar de gritar que estaba embarazada.  

En Puebla también se ha utilizado con frecuencia, por ejemplo, en el año 2022, opositores a la utilización del Parque ecológico como sede de un concierto denunciaron el encapsulamiento de su protesta; otro momento fue en mayo de 2022, el encapsulamiento en contra de ciclistas que exigían justicia tras el asesinato de Rafael N. por una unidad de transporte público RUTA.  

El encapsulamiento como táctica de represión
En las últimas décadas, el encapsulamiento policial se ha utilizado desde Inglaterra (kettling), España y Brasil, argentina, así como en otros países, México y Brasil son identificados como países en los que “encerrar a los manifestantes es un mecanismo frecuente” (Centro de Estudios Legales y Sociales, 2022). A su vez, se le considera como una medida estrechamente relacionada con el aumento desproporcionado de elementos de seguridad y equipamiento.  

El uso de la “táctica de contención” generalmente conlleva inherentemente el ejercicio de detenciones arbitrarías, tratos crueles o degradantes y otras violaciones a los derechos humanos, porque los encapsulamientos, por lo regular, no cumplen con los estándares al respecto, como los requisitos mínimos de legalidad, necesidad y proporcionalidad de la medida.  

Además, su uso tiene impactos negativos en el ejercicio del derecho a la protesta, pues tiende aumentar los conflictos entre manifestantes y autoridades, desalentar la participación y generar miedo en aquellas personas que protestan.    

El ejercicio de esta técnica tiene que ver con el ejercicio de poder inherente a las jerarquías sociales existentes y a su mantenimiento. Por ello, el recrudecimiento de los impactos se presenta con mayor profundidad, cuando las personas o colectividades afectadas son las históricamente oprimidas o excluidas.  

A partir del uso de tácticas de contención como los encapsulamientos, se muestra la cara represiva de la policía. Como se señala en el documental Power del director Yance Ford, “por sus características, la policía es prácticamente una institución colonial, es el poder de un gobierno que controla a personas que no tienen voz en cómo se les gobierna”.   

Publicado originalmente en Ángulo 7.