Las y los periodistas mexicanos viven en un estado de indefensión y acoso que asedia su labor y sus vidas, profesionales y personales, a cada momento. La organización internacional Artículo 19 se ha dedicado a documentar esta situación en su más reciente reporte: Las leyes como mecanismo de censura, donde exponen que, del 1 de enero al 31 de julio de 2025, se registraron 51 casos de acoso judicial contra el gremio. Esto equivale a un nuevo proceso judicial cada 4 días.

Este constante asedio —proveniente de diversos actores que ejercen o permiten la violencia— se retrata en el documental Estado de silencio (2024) del director Santiago Maza. La producción sigue la vida de cuatro periodistas mexicanos que padecen las expresiones más crudas de la violencia estructural por ejercer su labor y transparentar las injusticias que azotan al país.

El periodista Marcos Vizcarra, cuya historia es expuesta en el documental, llegó a la IBERO Puebla para sostener un diálogo con la Comunidad Universitaria sobre su experiencia profesional y las estrategias personales que ha desarrollado para enfrentar episodios de vulnerabilidad, soledad y temor derivados de su ejercicio periodístico.

Durante el conversatorio, Vizcarra compartió con estudiantes y docentes un acercamiento íntimo a la dimensión humana detrás de la labor informativa. Lejos de los reflectores y la lógica de la primicia, explicó cómo el desgaste emocional, las dudas y las decisiones difíciles moldean a quienes trabajan en contextos adversos. La conversación abrió un espacio de escucha para reflexionar sobre los costos de nombrar las violencias, así como la necesidad de construir redes de acompañamiento y bienestar dentro del gremio.

A partir de las preguntas del público, el periodista habló sobre los desafíos cotidianos que enfrenta cualquier persona dedicada a documentar hechos de alto impacto social. Reconoció que parte del aprendizaje ha consistido en asumir límites y en redefinir prioridades personales para no perder de vista la vida más allá de la profesión. 

“Una nota no vale tu vida, una nota no cuesta tu familia. Y que sepan que alguien va a escribir una gran nota, una gran historia de lo mismo que tú cubriste y no pasa nada. Nada, absolutamente nada. Hagan mejor periodismo, y que sea un periodismo siempre acompañando a la sociedad”, expresó, subrayando la importancia de preguntarse a quién se protege y qué se preserva cuando se ejerce el periodismo.

El diálogo abordó también la dimensión ética del oficio: las presiones internas de las redacciones, la competencia desmedida por la exclusiva y las dinámicas patriarcales que todavía atraviesan las prácticas periodísticas. Vizcarra enfatizó que el autocuidado, la honestidad y la reconstrucción de vínculos afectivos han sido elementos fundamentales para continuar su trabajo sin abandonar su responsabilidad con la verdad.

La presentación de Estado de silencio en la IBERO Puebla propició así una reflexión profunda sobre la dignidad del trabajo periodístico, la defensa de la libertad de expresión y el derecho de la ciudadanía a estar informada. El encuentro recordó que, detrás de cada noticia, hay una vida que merece ser protegida.