
Reflexionan sobre el papel del arte en la defensa de los derechos, en el Seminario Ellacuría, SJ
Comparte:
Tanto en el arte como en la defensa de los derechos humanos, la indisciplina es necesaria para poder repensar nuevas formas de aproximarse a la realidad y generar estrategias que ayuden a cambiar las narrativas frente a las problemáticas actuales.
Bajo esta premisa, se llevó a cabo la plática “Artivismo, otras maneras de crear conciencia y solidaridad”, en el marco del Seminario Permanente de la Cátedra Ignacio Ellacuría, SJ 2025 de la IBERO Puebla: Defender contra el miedo: Respuestas situadas ante la crisis de derechos humanos en México.
Durante la charla, Claudia Rodríguez, fundadora del Colectivo Hilos, narró sus primeras experiencias en la defensa de los derechos humanos desde el arte, particularmente a partir de tejidos, como es el proyecto Sangre de mi Sangre.
Este consiste en la creación de un tejido monumental color rojo, en el cual participaron activistas, colectivas y comunidad en general, y que ha sido empleado en diversas intervenciones para generar conciencia sobre la violencia que se vive en el país, y particularmente en Jalisco, entidad donde radica.

“Lo que buscamos y queremos es dar otra lectura, otra narrativa, ver las cosas desde otra manera y entenderlas desde otro lugar”, señaló la activista. Puntualizó que la idea es “tejer vínculos entre el arte y la vida, porque el arte te conecta con el espíritu, empiezas a transformar tu universo personal y tu universo colectivo […] tejemos esperanza, generamos espacios de encuentro con el pasado, abrimos nuevos espacios de convivencia en el presente, para tener un futuro compartido”.
Algo similar expresó Itzel Sánchez Martínez, coordinadora del Área de Alianzas Creativas de la organización Técnicas Rudas, al referir que, desde su punto de vista, el arte en sí mismo es transformador, por lo que “vivir en la poesía y en el arte nos lleva a otras formas de diálogo y exigencia”.
Por esta razón, dijo, es necesario salirse de la disciplina en la que vivimos, porque al pensar solo de una manera, con base en la etiqueta que nos ponemos, ya sea como defensora de derechos humanos o artista, “nuestro mundo se fragmenta y nos encapsulamos”. Por ello, es necesario pensar en la indisciplina “porque esto nos da diferentes oportunidades para resolver los problemas”.
Es ahí donde el arte juega un papel fundamental, dijo Sánchez Martínez, pues al consumir diferentes expresiones artísticas podemos ampliar cómo pensamos y cómo imaginamos, lo cual nos puede llevar a cambiar diversos aspectos de nuestra realidad.